A veces el problema no te grita. No deja marcas en la piel, no deja heridas físicas y tampoco suena como un golpe. Pero duele. Duele cuando respondes “esta bien” solo porque no quieres molestar a los demás con tus problemas, o cuando evitas mirarte al espejo, o cuando quieres contarle algo a tus padres, pero crees que no lo entenderán…Hay violencia que no se escucha, heridas que no se ven, pensamientos que son ignorados pero que poco a poco te consumen y te aíslan, aunque prefieras no pensar en eso.
Este tipo de cosas afectan a mas adolescentes de lo que uno creería. Incluso en aquellos que aparentemente no tienen razones para sentirse mal, porque todos estamos expuestos a la opinión pública, un comentario o una palabra que para algunos no tiene importancia representa el inicio del fin para otras personas.
Hay tres formas silenciosas por medio de las cuales nuestra salud mental se empieza a agrietar sin que nos demos cuenta.
- Relaciones toxicas disfrazadas de cariño.
- Presión estética.
- Pensamientos y actitudes autodestructivos que suelen pasar desapercibidos.
Relaciones toxicas (disfrazadas con un “te quiero”)
Y esto no solo aplica para el amor romántico, aunque tiene mucho que ver. Como adolescentes estamos acostumbrados a oír cosas como “lo hace poque me ama” “se que tiene buenas intenciones, solo que tu no lo entiendes” “yo cambie por el/ella” “es por mi propio bien” y otras más que solo justifican comportamientos tóxicos y agresivos (violentos emocionalmente) hasta el punto de pensar que si una persona que dice “amarte”, te insulta, es solo porque quiere que alcances tu mejor versión.
Presión estética: (Una guerra silenciosa contra el espejo)
Redes como Instagram o Tik Tok están inundadas de imágenes absurdamente falsas que publican las personas aparentando ser “más felices”, “más capaces” “más bonitas” o mejor dicho, más acorde a lo que la sociedad tiene estipulado bajo el concepto de “belleza” y “felicidad”. Y somos tan inconscientes de eso, tanto así que vemos cualquier imagen y empezamos a compararnos “si tuviera ese cuerpo” “si tuviera su cara…” El algoritmo trae a nosotros perfiles de personas que aparentemente son perfectas, pero la realidad es que muchas veces esas personas ni si quiera son reales, y si lo son, basan sus imágenes en expectativas que a ellas mismas les gustaría llenar pero que no son realistas ni alcanzables.
Pensamientos autodestructivos (La tristeza que nadie ve)
Muchas veces la tristeza y la ansiedad te consumen, pero no te llevan a pasar horas llorando encerrado ni a un extremo en donde simplemente gritas lo que sientes y te liberas, sino que, por el contrario, te llevan a aislarte del resto del mundo. Te envuelven en un silencio abrumador en donde lo único que piensas es en si vales la pena o si realmente eres tan importante. Te cansas de todo, te aburres de las personas, dejan de importarte las cosas que antes lo significaban todo y los demás lo interpretan como “maduró” “solo se volvió más serio” “así esta mejor” pero la realidad es que solo se odia a si mismo.
No todo lo que duele es evidente para los demás, incluso para la misma persona que esta sufriendo puede ser complejo llegar a plantearse ¿es depresión? ¿me pasa algo? Es importante dejar de decir “estoy bien” cuando en realidad no lo estas o “todo esta bien” cuando sientes que todo se desmorona a tu alrededor.
Preguntar, escuchar y hablar puede hacer la diferencia en una persona. Y si eres tu quien no esta bien, no tienes que fingir que lo estas, no eres una molestia para los demás.






