La nueva película de Superman, dirigida por James Gunn no solo llegó a los cines; llegó para quedarse, y de paso acaba de hacer historia. En sus primeros tres días de estreno, la cinta ha recaudado 217 millones de dólares en todo el mundo, convirtiéndose en el mejor arranque de la historia para el Hombre de Acero, superando por primera vez a «El hombre de acero de Zack Snyder«, que en 2013 había marcado el tono con 200,3 millones en su debut. Pero según las cifras, lo que está pasando con esta película es algo que va más allá de lo comercial: es un giro cultural, un recordatorio de que el superhéroe más clásico del mundo todavía puede emocionar, conectar y, sobre todo, ser relevante.
Lo más llamativo no es solo que haya superado a títulos recientes de DC como Aves de presa, Shazam: La furia de los dioses o Blue Beetle en solo un fin de semana, sino que lo ha hecho con una propuesta diferente, más luminosa, más humana, sin caer en el tono oscuro y apocalíptico que dominó el universo de DC durante años. Gunn apostó por un Superman que no es sólo poderoso, sino bueno de verdad, un tipo que ayuda no porque tenga que probar algo, sino porque simplemente cree que es lo correcto. Y al parecer, al público le ha llegado.
De esos 217 millones, 122 provienen de Estados Unidos , lo que supera las expectativas iniciales, y los otros 95 millones vienen del mercado internacional: Un dato sólido que muestra que el personaje sigue teniendo peso global. Ahora el foco está en ver si puede mantenerse en las salas y acercarse a los 670 millones que logró El hombre de acero en su recorrido total, aunque Gunn ya ha sido claro: no necesita romper récords de taquilla para considerarlo un éxito. Para él, el triunfo está en que la gente haya conectado con un héroe que no grita, no destruye ciudades y no duda de su propósito.
Y es que esta versión de Superman, con David Corenswet en el traje, no se parece a ninguna anterior. Tiene el porte, la voz, el vuelo, pero también una mirada tranquila, una sonrisa fácil y una presencia que no intimida, sino que tranquiliza. Es un héroe que no llega para juzgar, sino para ayudar. Y en un momento en que muchas películas de superhéroes parecen competir por ver quién es más trágico o más violento, esta apuesta por la esperanza suena casi revolucionaria.
James Gunn ya ha respondido a los resultados con un mensaje en redes: «Estoy increíblemente agradecido por vuestro entusiasmo y las palabras amables de estos últimos días. Hemos tenido muchos ‘Super’ en ‘Superman’ a lo largo de los años, y me alegra haber hecho una película que se centra en la parte del ‘Man’ [hombre]: una persona amable que siempre cuida de los necesitados. Que eso resuene tan poderosamente con tantas personas en todo el mundo es en sí mismo un testimonio esperanzador de la bondad y la calidad de los seres humanos. Gracias.»
Este estreno no solo le devuelve el impulso a DC, sino que abre una puerta: la de un cine de superhéroes que no necesita destrucción masiva para emocionar, que puede ser épica sin ser fría, y que puede creer en lo bueno sin sonar ingenuo. Superman ha vuelto. Y esta vez, viene con corazón.






