Este artículo se lo dedico a quienes están próximos a graduarse, a aquellos que quizá buscan respuestas en medio de un remolino de emociones que los rodea. Si estás a punto de tomar una decisión importante sobre tu futuro después de la escuela, este texto puede ser para ti. Incluso si no te encuentras en un momento así, también puede aportarte algo. Tal vez busques una identidad, un camino, un sueño, y tal vez te ayude saber que no eres el único o la única que ha pasado por esta situación.
Creo que la mariposa es un símbolo perfecto de resiliencia y esfuerzo. Por si no conocías su proceso, te lo cuento.
Comienza como una pequeña oruga que avanza lentamente hasta que, llegada la hora, se encierra en una crisálida. Desde fuera parece inmóvil, pero lo que no saben es que por dentro libra una batalla silenciosa. De esta manera está transformando su cuerpo y preparándose para romper esa cápsula y así enfrentarse al mundo con fuerza.
Salir de la crisálida no es fácil, requiere fuerza, resistencia y la valentía de soportar el dolor del cambio. Si alguien interrumpe ese proceso para “ayudarla”, la mariposa no desarrolla la fortaleza necesaria para volar.
¿Por qué la usó como ejemplo? Porque todos, de forma metafórica, hemos sido orugas al borde de nuestra metamorfosis, enfrentamos incertidumbre, dudas, miedos y, al mismo tiempo, la emoción de lo que viene. No es un momento sencillo, pero es esencial para desplegar nuestras alas y volar.
En este artículo encontrarás las voces mediante entrevistas de algunas profesoras de Skolmi que prestaron su experiencia para compartirnos esa transición que ya vivieron. Sus historias demuestran que la metamorfosis no es igual para todos, pero siempre deja aprendizajes imborrables.
La crisálida, emociones encontradas
El último año de colegio puede estar lleno de emociones que se entrelazan. La profe Alejandra Velandia recuerda la ansiedad y el miedo al fracaso que la acompañaban, temía no estar a la altura, fallar en las pruebas y no cumplir las expectativas familiares. Sin embargo, también había ilusión y satisfacción por lo que estaba por venir.
La profe Viviana Bello sintió una euforia inicial por salir al mundo… hasta que, el día de su graduación, la tristeza la golpeó al darse cuenta de que esa etapa no volvería. Por su parte, la profe Ángela Largo Munévar habla de la nostalgia de dejar atrás amistades, rutinas y un entorno seguro, mezclada con la emoción de iniciar algo nuevo. Y para la profe Beatriz Duarte Cristancho, el nerviosismo estaba ligado a la incertidumbre económica, cómo sostener sus estudios sin apoyo familiar.
La crisálida es, para cada joven, un espacio de emociones contradictorias. La esperanza de comenzar una nueva aventura, el temor de dejar atrás lo seguro y la alegría de cerrar con éxito una etapa que nos ha marcado.






