El pasado 28 de abril de 2025, un apagón generalizado afectó a España, e incluso se extendió a Portugal y parte de Francia. Fue un evento inusual, ya que algo así nunca antes había ocurrido en ese país. Y aunque parezca extraño, este hecho generó muchas reacciones en redes sociales, especialmente en Latinoamérica.
Muchos usuarios de países como Colombia, México, Argentina o Venezuela, se rieron. Pero ¿se rieron de la desgracia? No exactamente. Se rieron de ciertas reacciones humanas que nos hacen pensar que, a veces, exageramos demasiado ante situaciones que no son tan extremas.
¿Por qué a muchos latinos les dio risa el apagón español?
Primero, hay que entender que en muchos países latinoamericanos los cortes de luz son comunes. A veces se van por fallas técnicas, otras por mantenimiento, e incluso por crisis energéticas. Entonces, cuando ven que un país desarrollado como España entra en pánico por un corte de luz, parece exagerado.
Algunos españoles, al enterarse del apagón, corrieron a desocupar supermercados, comprando productos que necesitan refrigeración, como leche, huevos o carnes. Al poco tiempo, muchos querían devolverlos porque el apagón apenas duró unas horas.
También hubo quienes dijeron cosas como que no puedo comer, tengo la nevera vacía y la estufa es eléctrica. Y claro, eso también hizo reír a algunos latinos, porque muchos de nosotros cocinamos con fogón de gas, carbón o hasta leña, y entendemos que no tener luz no significa no poder comer.
Pero no todo fue risa: La cultura del miedo también está presente
Es importante no generalizar. No todos los españoles actuaron de manera exagerada. De hecho, muchos reaccionaron con calma y responsabilidad. Pero sí hubo un grupo que, quizás influenciado por noticias recientes, entró en alerta.
La OTAN había publicado días antes un informe sobre prepararse para emergencias de hasta 72 horas, por posibles conflictos globales. Sumado a la tensión por la guerra en Ucrania, el miedo a lo desconocido se activó. Nadie sabía si era un ataque, un error técnico o algo peor. Eso explica por qué algunas personas reaccionaron con tanta urgencia.
Hubo personas atrapadas en ascensores, trenes detenidos, adultos mayores incomunicados y eso sí es grave. Porque un apagón puede ser más que un juego si afecta a hospitales, transporte público o sistemas de comunicación.
¿Y por qué se ofendieron algunos españoles?
Bueno, porque tampoco se debe burlar de todo. Algunos comentarios en redes llegaron a ser hirientes o insultantes, diciendo que los latinos viven en cuevas, que no están civilizados, etc. eso no tiene sentido. En muchos casos, es el sistema eléctrico el que falla, no la gente.
Lo cierto es que en Latinoamérica tampoco debemos normalizar los apagones. El hecho de que sucedan con frecuencia no significa que esté bien. Deberíamos exigir mejores servicios, no presumir de que aquí se va la luz cada semana.
Este apagón nos enseñó algo curioso, que somos más parecidos de lo que creemos, pero también tenemos culturas distintas que influyen en cómo enfrentamos las crisis.
Un apagón puede generar caos en un lugar, y tranquilidad en otro. Puede dar risa a uno, y miedo al otro. Pero siempre puede convertirse en una oportunidad para aprender, reflexionar y, quizás, reírnos un poco sin faltar al respeto.






